El Gobierno prohíbe testificar sobre Binyam Mohamed y
el espía británico
20 de mayo de 2009
Andy Worthington
El domingo, David Rose, en el Mail on Sunday, publicó una historia
extraordinariamente significativa sobre Binyam
Mohamed, el residente británico, detenido en Pakistán en abril de 2002, que
posteriormente fue entregado por la CIA para ser torturado en Marruecos. En el
reportaje de Rose, la inveterada afirmación de las autoridades británicas de
que no sabían dónde estaba retenido Mohamed y que sólo habían cooperado con los
servicios de inteligencia estadounidenses de forma distante y bastante
abstracta se revelaba como un tejido de mentiras.
Rose reveló la existencia de un informante
hasta entonces desconocido -un ciudadano británico de ascendencia marroquí, conocido
únicamente como Informante A- que había sido aprehendido en Afganistán o
Pakistán tras la invasión de Afganistán liderada por Estados Unidos en octubre
de 2001, y que había sido reclutado como espía. Según Mohamed, el informante A,
que lo conocía en Londres y, al parecer, había ayudado a organizar su viaje a
Pakistán, fue enviado a Marruecos por los servicios de inteligencia británicos
en septiembre de 2002 -cuando Mohamed estaba siendo sometido regularmente a
horrendas torturas- en un intento de persuadirlo para que cooperara con los
torturadores interpuestos de la CIA.
La existencia del Informante A fue respaldada por Tarek
Dergoul, otro ex preso de Guantánamo, que fue puesto en libertad en 2004.
Dergoul, ciudadano británico, contó a Rose que había estado recluido en la
prisión estadounidense de la base aérea de Bagram al mismo tiempo que el
Informador A, y explicó que "el hecho de que había aceptado convertirse en
soplón estaba por toda la cárcel. Uno de los guardias decía: 'Tenemos otro
007'". Su existencia también fue confirmada por otra fuente, que habló de
forma anónima, y que afirmó que, tras haber sido explotado en Bagram, se le
había permitido regresar al Reino Unido.
Tres días después de que Rose informara de la historia del Informante A, su artículo completo sigue
sin estar disponible en el sitio web del Daily Mail (fue sustituido, el domingo
por la tarde, por una versión
editada atribuida a Vanessa Allen, aunque se puede encontrar una réplica
del artículo aquí)
y, lo que es más importante, sólo un importante medio de comunicación -The
Guardian- ha considerado oportuno dar seguimiento a la historia, a
pesar del hecho de que, como expliqué en un
artículo el domingo, una cuestión crucial planteada por el artículo de Rose
"implica preguntarse si la entrega de Mohamed a Marruecos, un país con el
que no tenía ninguna conexión, fue el resultado directo de la información
proporcionada por el Informante A."." Como también expliqué,
Dada su procedencia marroquí, sólo puedo concluir que esto parece muy probable, y que además arroja una luz aún
más incómoda sobre los persistentes intentos del gobierno británico de afirmar
que nunca estuvo directamente implicado en la entrega y tortura de Mohamed que
la revelación de que el informante A fue enviado a Marruecos para persuadirle
de que cooperara. Afirmo esto por dos razones: en primer lugar, porque sugiere
que los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses estuvieron en
contacto extremadamente estrecho en los tres meses siguientes a la captura de
Mohamed, cuando estuvo retenido en Pakistán, y en segundo lugar, porque
sugiere, sin rodeos, que la decisión de la CIA de entregar a Mohamed a
Marruecos sólo se produjo gracias a la aportación británica.
Hoy pensaba que los medios de comunicación se harían eco de la historia del Informante A, ya que
Clive Stafford Smith, abogado de Mohamed y director de la organización benéfica
Reprieve, tenía que declarar ante la Comisión de Asuntos Exteriores de los
Comunes sobre la importancia del Informante A. Sin embargo, la historia ha dado
un giro inesperado. Cuando Stafford Smith llegó a Portcullis House, dispuesto a
llevar al Comité a un viaje al "Lado Oscuro", que revelaba pruebas
hasta entonces desconocidas de la complicidad británica en la tortura, se le
informó de que el Comité no podría escuchar su testimonio porque alguien -un
funcionario no identificado de un departamento gubernamental no identificado-
había decidido que estaba sub judice.
Tal y como lo describió The Guardian, Mike Gapes, el presidente del Comité, dijo que
"había recibido el consejo de que los casos que debían plantearse entraban
'totalmente dentro de la resolución house sub judice'", que establece que
"los casos en los que los procedimientos están activos en los tribunales
del Reino Unido no se mencionarán en ninguna moción, debate o pregunta"
(PDF), y que el testimonio de Stafford Smith, por lo tanto, no podía ser
escuchado porque la policía, por consejo del Fiscal General, está investigando "posibles
delitos penales" cometidos por un agente del MI5 que visitó a Mohamed
mientras estaba detenido en Pakistán, y también porque, como ya he informado
extensamente antes, el caso de Mohamed sigue siendo parte de un
tira y afloja entre dos jueces del Tribunal Superior y el Gobierno en
relación con la divulgación de un breve resumen, escrito por los jueces, en el
que se describe lo que le ocurrió en Pakistán, antes de su entrega a Marruecos.
Esto es conveniente para el gobierno, por supuesto, aunque seguramente sólo está posponiendo lo
inevitable, ya que la historia del Informante A, aunque incapaz de competir con
las historias sobre diputados y el coste de limpiar sus fosos,
no va a desaparecer, por mucho que ciertos funcionarios del gobierno desearan
que así fuera.
Como efecto secundario, la cancelación de la reunión de hoy también impidió a Stafford
Smith revelar otra nueva información sobre el uso del territorio británico de
ultramar de Diego
García como parte de la red global de la CIA de "entregas
extraordinarias" y prisiones de tortura, pero esa es otra historia, sobre
la que informaré en los próximos días.
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